Guanajuato, Gto.- La Plaza de la Paz es el corazón de la ciudad de Guanajuato y durante una buena parte del siglo XX dio cobijo al centro del poder político en la entidad, pues sobre uno de sus costados se levantó el Palacio de los Poderes, sede conjunta del Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Conforme la administración pública se fue haciendo más sofisticada y requiriendo más espacio, cada uno de los Poderes fue dejando este icónico edificio guanajuatense, siendo el Congreso del Estado el último en mudarse, con lo que desde hace cuatro años el inmueble se convirtió en el Museo Palacio de los Poderes, uno de los integrantes de la Red de Museos del Instituto Estatal de la Cultura.
Este señorial e imponente edificio de estilo ecléctico es obra del insigne constructor inglés afincado en León Cecil Louis Long; quien lo levantó a partir de 1897 sobre los cimientos y terrenos que ocupara antes el palacio marquesal de San Clemente, propiedad del rico minero Francisco Matías de Busto y Moya, quien lo había construido en 1733.
En el diseño arquitectónico proyectado por Luis Long, se utilizaron los mismos cimientos de lo que fuera el palacio del marqués de San Clemente, en éste se contempló el uso de materiales vanguardistas, propios de la revolución industrial, implementando estructuras de hierro y acero, aplicaciones de vidrio, carpintería, herrería, ebanistería y técnicas modernas para los decorados de todo el edificio, desde los plafones, muros y pisos.
El edificio es ecléctico, pues integra armónicamente diferentes estilos como el neoclásico y el neobarroco, así como decoraciones del estilizado art nouveau, presente en los artesonados de los plafones, hechos en placas de zinc con motivos geométricos y orgánicos, únicos en cada salón del edificio.
Estudios iconográficos del edificio demuestran la presencia de símbolos propios de una logia masónica. Estos elementos son perceptibles desde la fachada principal: la puerta se encuentra rematada por la diosa Palas Atenea, que simboliza la protección, la sabiduría y la fuerza.
La fachada principal está construida en dos cuerpos con canteras verde, rosa, morada y veteada, todas en equilibrio logran dar la apariencia a un emblemático y solemne edificio. En ella se ve integrada la herrería de las ventanas y balcones, así como la trasparencia de los vidrios que fueron grabados con motivos orgánicos y geométricos. La fachada simétrica tiene como acceso una imponente puerta de madera de encino con tableros troquelados en láminas de cobre.
La planta baja del edificio cuenta con un patio central franqueado por catorce columnas, en el cual se aprecia un piso de mosaico veneciano con motivos ornamentales neoclásicos, mismos que continúan en los lambrines de los muros y en el remate de la escalera principal donde se representa a la Santa Fe en el escudo de armas de Guanajuato, custodiado por un par de símbolos patrios, el águila devorando una serpiente. Estos diseños fueron creados con teselas de mármol, dispuestas una a una por artesanos.
Es en la planta principal o segundo nivel donde se pueden apreciar dos espacios emblemáticos en la historia de Guanajuato. El primero es la sala José María Luis Mora, también conocido como el Salón Verde. Este espacio era utilizado para las reuniones previas a las sesiones del Congreso.
El segundo espacio más emblemático del Palacio de los Poderes es el Salón de sesiones, espacio que fue utilizado para legislar, motivo por el que Luis Long decidió dotarlo de la mayor magnificencia, tanto por sus dimensiones como por su amoblado y decoración que hasta la fecha se puede apreciar de cómo fue diseñado originalmente, ya que han sido mínimas las intervenciones que ha tenido este espacio.
El Museo Palacio de los Poderes tiene en su propio edificio su mayor obra de arte, pero también aloja regularmente exposiciones temporales, como es el caso actualmente de “Signos vitales”, de la fotógrafa Oweena Fogarty.