Un caleidoscopio de testimonios que van desde Juan Suárez de Peralta, sobrino de Hernán Cortés; hasta los escritores Roberto Bolaño y J. M. G. Le Clézio, dan forma al libro “Miradas extranjeras al estado de Guanajuato. Siglos XVI al XXI”, de José N. Iturriaga, presentado durante la 34ª Feria Nacional del Libro de León, Fenal.
El amplio volumen, publicado abajo el sello de Ediciones La Rana del Instituto Estatal de la Cultura, congrega textos referidos a Guanajuato de nada menos que 121 personajes históricos de las más diversas ocupaciones y procedencias, cuyo único vínculo fue haber estado en algún momento en Guanajuato o dirigir a esta tierra su mirada.
La nómina de personajes es sorprendente: viajeros, comerciantes, mercenarios, artistas, poetas, religiosos y militares. Muchos no son ampliamente conocidos, pero otros gozan de una fama imperecedera: el rey Felipe II de España, el insurgente Xavier Mina, el científico Alexander von Humboldt, el emperador Maximiliano de Habsburgo, el prócer cubano José Martí o el publicista Eulalio Ferrer.
El libro, que hasta ahora sólo se había mostrado en las ferias internacionales del libro de Coahuila y el Palacio de Minería, fue presentado en Fenal por su autor, José N. Iturriaga, doctor en historia y cronista con más de 60 títulos publicados, y por Arturo Miranda Montero, catedrático de la Universidad de Guanajuato.
Iturriaga comentó: “Llevo más de 40 años con el tema de México bajo la mirada extranjera. Cuando uno ve y lee lo que otras personas escriben de nuestro país, revaloramos más lo propio. Cuando vemos que para alguien de Australia vale la pena venir a conocer el cañón del Sumidero, dimensionamos nuestras maravillas naturales y patrimonio cultural”.
Durante la presentación, Iturriaga compartió algunas de las anécdotas de los personajes reunidos en su libro: la travesía del doctor español Francisco Javier Balmis por traer la vacuna contra la viruela a América en una expedición de niños huérfanos; las andanzas del insurgente Francisco Xavier Mina o el emperador Maximiliano o la astucia del mercenario Ivor Thord-Gray que combatió en el Bajío durante la Revolución, a las órdenes de Obregón.
“Las anécdotas tienen gran valor para difundir la historia”, apunta Iturriaga. “Desde siempre ha habido historiadores con buena pluma, y otros que pese a su calidad, son demasiado fríos y les hace falta darse cuenta que pueden decir lo mismo de manera más amena”.