Educación

SE CONMEMORA EL 279 AÑOS ANIVERSARIO LUCTUOSO DE DON PEDRO BAUTISTA LASCURÁIN DE RETANA

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Guanajuato, Gto.- Para todo guanajuatense y sobre todo para cualquier persona que pisó o es parte de la comunidad de la Universidad de Guanajuato (UG), el nombre Don Pedro Bautista Lascuráin de Retana remite al origen de esta Casa de Estudios.

Este gran benefactor nació el 29 de junio del año de 1674 en Mendaro, de la provincia de Guipúzcoa, en el País Vasco, España. Don Pedro Bautista Lascuráin de Retana desde muy joven llegó a la Villa de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato para dedicarse al oficio de la minería.

Por varios años se dedicó a este trabajo con lo que generó su fortuna, tiempo después se convertiría en uno de los más destacados propietarios de minas y haciendas de beneficio.

Don Pedro Lascuráin de Retana en el año de 1732 tuvo diversas conversaciones con el Obispo de Valladolid, Dr. Don Juan José de Escalona y Calatayud, con Doña Josefa Teresa de Busto y Moya, Xeres y Monroy, donde se acordó la fundación del Colegio de Guanajuato, cediendo Doña Josefa su casa, edificio que hoy es el Edificio Central, una de las sedes más representativas de la UG.

Años más tarde, en 1738 firmó un acuerdo para la fundación de unas misiones itinerantes por el Obispado de Michoacán, esto derivado de una charla que sostuvo con el Obispo Don Juan Joseph de Escalona y Calatayud, quien le refirió de manera metafórica que a su Diócesis le hacía falta un relicario: unos misioneros de la Compañía de Jesús que realizaran su labor en el lugar.

Por este motivo localizaron a cuatro misioneros y un maestro de filosofía, para dar cátedra, los cinco teniendo como residencia el Hospicio de la Santísima Trinidad de Guanajuato, que fueron bases para lo que hoy es la División de Ciencias Sociales y Humanidades del Campus Guanajuato de la UG.

A la muerte de Don Pedro, el 2 de abril de 1744, sepultado en el presbiterio de la iglesia parroquial, su caudal fue legado al Hospicio, que incluyeron las haciendas de Parangueo, Quiriceo, Cerritos y La Iglesia, dando con ello la fortaleza económica necesaria para que esta institución educativa continuará en pie, mientras el Rey de España, Felipe V, autorizaba el establecimiento del Colegio Jesuita, que ocurriría hasta el 20 de agosto de ese mismo año.

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