Como parte de la programación de la Universiada Cervantina 2024, la Universidad de Guanajuato (UG) tuvo el honor de recibir al prestigioso pianista, productor, investigador y crítico musical Lázaro Azar Boldo, quien ofreció la charla “La Crítica Musical en el México Actual”, gestionada por la Cátedra Cervantina, en el Claustro Académico “Maestros Enrique Cardona Arizmendi y Cuauhtémoc Ojeda Rodríguez”.
El crítico, autor de la columna “Sotto Voce”, en el Confabulario de El Universal, y quien cuenta con tres décadas de versátil y apasionada experiencia, misma que lo ha convertido en un referente periodístico y cultural, compartió sus reflexiones sobre estrategias para documentar la música, particularmente la ‘música culta’ (óperas, conciertos y recitales, tertulias) y desarrollar la crítica en un contexto donde la educación musical se ha relegado reduciendo los espacios, tanto en extensión como en existencia, a causa de intereses comerciales y nuevas modalidades comunicativas.
La premisa principal de la charla fue la responsabilidad que tiene un crítico musical para entusiasmar al público y brindarle herramientas de apreciación. En entrevista previa, Azar Bolde comentó: “Cuando tienes la responsabilidad de hablar de ello, hay que saber, además del artista y la técnica, sobre la mayor cantidad de los elementos implicados”.
Al respecto de la formación de nuevos públicos, compartió con alegría y cariño varias anécdotas. “Quienes conocemos la música clásica, somos quienes más las sufrimos. Quienes no saben tanto son capaces de disfrutar naturalmente. A veces ese desconocimiento es bueno”, expresó y resaltó que la música clásica no es para una élite.
“Todas las manifestaciones artísticas deben apreciarse a la par, tanto las tradiciones populares como el arte académico. Un concierto de música clásica suele ser caro porque recrearla no es barato, pero eso no la limita a un sector. Todos tenemos el derecho de disfrutarla porque nos hace mejores”, señaló.
La pluma de Lázaro Azar ha sido parte de numerosas revistas y medios especializados. Sus crónicas y artículos también se hallan en antologías dedicadas a la Música y la Ópera en conmemoración de los setenta años del Palacio de Bellas Artes. Actualmente, preside la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música desde 2002 y, en 2018, recibió la Presea Moncayo por editar y grabar toda la obra de José Pablo Moncayo a causa de su centenario.
“La vida me llevó a dedicarme a escribir sobre la Música. No hay mayor bendición que dedicarse a lo que a uno le gusta. No puedo más que estar agradecido por cómo se me ha dado”.
La pasión musical de Azar nació y creció rápidamente desde que era muy pequeño al estar en contacto con los discos de importación que vendía su familia en una tienda de Campeche. Un par de años después comenzó a estudiar piano y una serie de afortunadas experiencias lo impulsaron profesionalizarse.
Entre sus maestros se encuentran Nadia Stankovitch, Bernard Flavigny, Luz María Puente, Paul Badura-Skoda, Jörg Demus, Cyprien Katsaris, Jean-Paul Sevilla, Eva María Zuk y Edith Picht-Axenfeld.
En cuanto al periodismo, su primer acercamiento ocurrió en Mérida, durante la preparatoria, cuando su profesor de literatura y cronista de la ciudad, Jorge Álvarez Rendón, le ofreció la primera oportunidad de escribir y publicar una reseña en el en el Diario de Yucatán.
Posteriormente, cursó en Puebla la Licenciatura en Comunicación, por permitirle asistir los fines de semana a los conciertos en la Ciudad de México, hasta que en 1989 la hizo su residencia oficial.
Años después, Azar conoció con admiración a José Antonio Alcaraz a través de sus textos en la revista Proceso. Fue el mismo Alcaraz quien, por coincidir constantemente en los conciertos, se interesó por conocerlo. En ese entonces, Azar trabajaba en una disquera con Benjamín Bacal, primer importador de discos de música clásica en el país, con quien creó el sello Clásicos Mexicanos, primero en su tipo y nominado al Grammy Clásico.
Gracias al ingenio, el rigor y la pasión musical compartida, Alcaraz encauzó la carrera periodística del joven cediéndole por una ocasión el espacio de su columna en Reforma. A partir de aquel texto, Dinora Basáñez, editora, le ofreció ser parte del equipo de críticos del periódico más importante del momento, medio en donde colaboró desde 1998 hasta 2022 realizando coberturas en doce países.
¿Qué distingue a la crítica de Lázaro Azar? “Soy campechano, procuro evitar protocolos y acartonamientos”, comentó explicando la importancia de la honestidad y la sencillez del lenguaje. “Ahora que no hay tanto interés por la música, hay que emplear los símiles más cotidianos para mostrar a la gente que es algo que se disfruta y quienes no han tenido el privilegio de recibir una educación musical también la sientan cercana”.
En esa misma línea, sugirió idear estrategias de difusión previa mediante artículos, con una extensión pertinente y atractiva, que expliquen con claridad y amplitud los eventos. También charlas introductorias que eviten el lenguaje técnico y den preponderancia a experiencias biográficas de las y los artistas y compositores para conectar con la vida cotidiana de las y los asistentes.
Sobre el futuro de la crítica musical, Azar observó la importancia de apostar a la creación de medios propios y aprovechar las plataformas y canales actuales. “Sí hay jóvenes desarrollando la crítica musical, difundiendo programaciones y eventos con pasión y con el lenguaje propio de su gente. A veces ni siquiera se dan cuenta del camino que han tomado”, apuntó.
Al finalizar el encuentro y en respuesta al cuestionamiento sobre la razón para escuchar música clásica, Lázaro Azar Boldo enunció sin dudar: “por su riqueza, porque nos ofrece opciones para arropar nuestras emociones en cada momento de la vida”.